Involucrarse encontrarse

Involucrarse para encontrarse.

Habitualmente me relaciono con personas que están en una cruzada personal desesperada e infructuosa, mirando fijamente a su interior buscando cual es la pasión que alimenta sus vidas para modificar sus hábitos y poder conseguir el éxito.

Lo que noto, es que para la mayoría de nosotros, nuestras acciones dan lugar a nuestra pasión y no a la inversa. Nuestras pasiones, intereses, deseos, crecen a medida que nuestra historia se va desarrollando, a medida que ampliamos nuestra experiencia y vamos probando las diferentes opciones que la vida tiene para ofrecernos.

Por ejemplo, si nunca se pateó una pelota, no se escuchó jamas un violín o se rompió un huevo sobre la sartén, no hay forma de que se sepa si disfrutamos del fútbol, la música clásica o el cocinar.

Los primeros pasos para desarrollar la pasión o el interés no necesitan ser especialmente glamorosos. Por ejemplo, trabajando como soporte técnico de internet, tuve la chance de interactuar con muchísimas personas a diario y en algunos casos, entender su perspectiva personal del mundo en el que vivíamos.

Hay incontables lecciones que se aprenden de estas experiencias, junto a muchas oportunidades de inspiración. Por ejemplo, yo aprendí en ese tiempo los secretos del servicio al cliente, hablando uno a uno con la gente que requería esa asistencia, pero también estando lado a lado con quienes la brindábamos y con la alta gerencia que me definía que esperaba de nosotros.

De ahí saque un claro panorama de que se hacía bien y mal en dicha área y aplique técnicas de optimización del soporte tanto en mi empresa como en las empresas que me contratan como consultor. El mundo empresarial cambia cuando el cliente está satisfecho.

Otra persona, por ejemplo, puede haber trabajado como mozo, teniendo cientos de encuentros diarios con personas que lo visitaban y hablan con él. De ahí puede surgir la fascinación con los requerimientos dietéticos de personas de más de 60 años y se decide comenzar un restaurant que cumpla dichas necesidades específicas, junto a otros aspectos de ambiente para el cliente seleccionado.

Así como hay casi infinitas pasiones a desarrollar, existen la misma cantidad de direcciones para las cuales ir una vez que esa pasión se aferró a nosotros. Si volvemos al ejemplo de atención al cliente, se puede escribir un libro de las mejores acciones de atención, o grabar un documental, o abrir una empresa de consultoría o un pequeño hotel con foco especial en el huésped… esto es lo que pude pensar en pocos segundos, imaginemos si tuviésemos la vida de experiencia para decidirlo.

Lo importante, es que sin esa experiencia inicial, como soporte técnico en un proveedor de internet, nunca hubiese pensado que lograr que una persona este satisfecha, confortable y feliz era algo que realmente lograba llenar mi ser.

En cada caso, una vez que se abre la puerta de nuestro destino, vamos a encontrarnos con una variedad de caminos impensados o que no sabíamos que existían. Incluso, es probable que antes de darnos cuenta que “esta” era nuestra causa, no sabíamos nada al respecto.

El amor a primera vista es raro en muchos aspectos. Cuantas más experiencias se viven con una persona, una profesión o una problemática, mas involucrados y apasionados nos volvemos con ella.

Llevemos esta comparación un paso más allá: Si uno quiere casarse, lo último que tiene que hacer, es sentarse solo en una habitación al lado de un teléfono esperando que suene para que nuestra media naranja nos convoque a su lado. Justamente la mejor opción para lograr esto, es salir y conocer mucha gente. El sentimiento va a seguir a nuestras acciones (relacionarse), no al revés. Si para este caso de encontrar pareja vamos a tener muchísimos fracasos, pruebas cortas y largas y desencantos, pero de seguro nunca seremos exitosos en lograrlo si no abrazamos el proceso del descubrimiento.

Considere la historia del fundador de Lyft (competencia de Uber) El estaba en Zimbabue de vacaciones. Noto que en la calle, los conductores pasaban por calles atestadas de tráfico, permitiendo que gente se suba en sus vehículos durante el trayecto. Incluso un pequeño auto podía llegar a tener 7 personas adentro, todas felices por conseguir quien las lleve. Al volver a su casa en USA, el contraste fue enorme, con miles de autos con un solo pasajero en el. De ahí creo Zimride (en honor a Zimbabue) y las siguientes acciones estratégicas de la empresa transformaron su iniciativa de Carpooling para universitarios en una experiencia móvil para compartir vehículos. La compañía cambio luego su nombre a Lyft, pero la visión inicial se mantiene. Visión desarrollada por la curiosidad de un turista en otro continente.

Cuanto más curioso sea, mas predisposición tendrá a interactuar e involucrarse en cada nueva experiencia que se le presente. La forma más fácil de rozar la punta del iceberg de la pasión es haciéndose preguntas todo el tiempo, en lugar de aceptar todo lo que ve, o dejando de lado las cosas que no tienen sentido para uno. Cuestione todo, todo el tiempo. Pregúntese infinitamente Por qué?

Pensando en el mozo que mencione anteriormente, todo los días debería pregúntese ¿Por qué obtuve más (o menos) propina hoy?. ¿Por qué el restaurante recibe a una clientela en particular? o ¿Por qué algunos de los platos del menú tienen más salida que otros?. Responderlas probablemente genere más y nuevas preguntas, encontraremos puertas a descubrimientos interesantes que se abren frente a nosotros y lograremos que nuestro musculo de la curiosidad se entrene y se ponga más fuerte cada vez.

Esencialmente, involucrarse es el primer paso para imaginar que puede ser. Requiere sumergirse activamente, no solo observar desde lejos. El involucrarse y la curiosidad nos revelaran secretos y oportunidades que están escondidos a simple vista.

Si el objetivo es identificar una meta y realizar progresos para lograrla, el primer paso es involucrarse activamente. Esto le permite une experiencia completa de cuerpo y alma en cada momento y se pueden identificar interesantes patrones y oportunidades.

No importa en qué momento de su vida se encuentre, involucrarse es la llave maestra que abre todas las puertas.